En siglos medievales, los moluscos gigantes fueron el terror de los marinos, pero hoy, sus representantes fuera de la fantasía, inspiran robots. Así es como tanto para prótesis como para construir máquinas que pueden cambiarte la vida, los tentáculos de estos fantásticos animales se utilizan de nuevo como musas. En este caso el proyecto Octopod es ambicioso, al querer construir un octópodo robótico cuyos ocho tentáculos podrán moverse con flexibilidad y agarrar objetos muy fuertemente en diferentes ambientes.
Los casos donde la robótica queda absorta ante la riqueza de ideas que provee la naturaleza dan resultados de lo más extraordinarios, pues la capacidad técnica abocada a la construcción de robots por estas horas ha logrado emular con una habilidad sobrecogedora movimientos que hacíamos propios y únicos de las criaturas más extrañas. Así es que vimos hexápodos robóticos que recordaban a villanos de historieta, robots que rodaban como orugas, otros que nadaban, arrastrase y hasta mutar. Faltaba uno que “tentaculeara” y si bien el término es una invención de la que me hago cargo, el invento ya está aquí para respaldarme. Ese el caso del octópodo robot, que muestra la primera fase de su creación presentando un tentáculo robótico.
Auspiciado por la Comisión Europea, que últimamente está viendo con mejores ojos estos proyectos, el tentáculo del Octopod es de unos 45 centímetros de largo y exhibe una construcción basada en el núcleo de acero que conforma un cable trabajando junto a más cables pero de nylon, dándole parte de la elasticidad y precisión que completará el revestimiento de piel de silicona. Los puntos blancos que se muestran en la foto no fueron explicados, pero suponemos que deben actuar como ventosas artificiales para que el objeto aprisionado no resbale tan fácilmente de la presión de este robot tentáculo. Esta extremidad molusco-cefalópoda artificial tiene una gama de movimientos muy amplia según sus desarrolladores, pero básicamente su accionar se divide en retraerse suavemente sobre sí misma o enrollarse con suprema fuerza sobre los objetos.
Por ahora los ingenieros han creado el primer tentáculo de una serie de ocho que completarán al octópodo robótico para –estiman- el año 2013, y cuya función uno podría suponer que será ayudar en algún área específica de la mecánica o biología marina, al utilizar modelos de pulpos de este estilo para investigar diferentes especies en las profundidades. Aún a riesgo de que algún tiburón pase por al lado y se devore las decenas de miles de dólares que vale el proyecto. Además, y como se menciona en la publicación fuente, hay un grupo de investigadores ingleses que evalúan la posibilidad de utilizar este tipo de tecnología para realizar endoscopías y operaciones complejas, por lo que del agua podría pasar a nuestras vísceras sin ningún tipo de problemas.
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