Trek Aerospace es una empresa típica de Silicon Valley. Pertenece a ese extraño grupo del que la gente conoce sus inventos pero ignora quien los ha desarrollado. Sin embargo, los entusiastas de los asuntos aeroespaciales rápidamente relacionan su nombre con el SoloTrek XVF, presentado en 2001. Se trata de un “coche volador” que obtiene su empuje de cuatro “ducted fan” (una suerte de ventilador de flujo guiado) capaz de despegar y aterrizar verticalmente (VTOL, por Vertical Take-Off and Landing) para un pasajero. Michael Moshier, el diseñador del SoloTrek XVF y Robert Bulaga, su piloto de pruebas, buscan ahora financiación para convertir este proyecto en un coche volador híbrido, capaz de funcionar con combustible líquido o electricidad.
Los coches híbridos están de moda, y aunque en algunos casos son realmente más contaminantes que uno “normal” -si consideramos los que obtienen su electricidad de una central eléctrica distante que funciona quemando carbón, por ejemplo- lo cierto es que se trata de una tendencia que, gracias a los nuevos desarrollos en el área de los paneles solares, tiene mucho futuro. La idea de Moshier y Bulaga es transformar su SoloTrek XVF en un vehículo más versátil, con cuatro hélices impulsadas por un motor a gasolina y uno eléctrico. Al igual que ocurre con un coche híbrido convencional, se utilizara uno u otro motor dependiendo de cada situación particular. Los responsables de Trek Aerospace creen que “en muchos países del tercer mundo, que poseen pobres infraestructuras de transporte, un vehículo capaz de despegar y aterrizar en cualquier lugar, y desplazarse del punto A al punto B a alta velocidad podría satisfacer muchas necesidades básicas. Y en los países más desarrollados, un coche volador híbrido podría proporcionar una solución ideal a los típicos problemas de transporte provocados por los atascos metropolitanos.”
El SoloTrek XVF híbrido tendrá dos grupos de dos “ducted fan”.
Lo cierto es que para lograrlo se necesita dinero. Y mucho. En el sitio web oficial de la empresa se ha incluido un pedido de fondos, dirigido a los millonarios e inversores que crean que un proyecto como éste es viable y redituable. Está claro que un coche volador como el propuesto tiene numerosas aplicaciones civiles más allá del transporte de ejecutivos apurados. Puede ser útil en tareas de búsqueda y rescate luego de algún desastre natural que destruya las carreteras, en incendios, o para transportar rápidamente a personas heridas. También puede resultar atractivo para las fuerzas de seguridad o la policía, ya que posiblemente pueda operar incluso dentro de las ciudades utilizando las calles o terrazas como puntos de despegue y aterrizaje. Esperemos que se pueda convertir pronto en realidad.
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